lunes, 31 de marzo de 2014

Recordando a Octavio Paz en su centenario


Por: Javier Alejandro Ramos

Hoy, 31 de Marzo, se conmemora el natalicio de un importante referente de las letras mundiales, el escritor, poeta y diplomático mexicano Octavio Paz, ganador del Premio Nobel de Literatura,  entregado durante toda su vida a causas políticas muchas veces polémicas, y a crear un estilo propio en sus obras, que los peritos han dado en calificar de “inconformismo surrealista” con algo de esoterismo.



Paz nació en plena Revolución Mexicana y fue hijo de un asistente y abogado de Emiliano Zapata. Su educación comenzó en España, donde su progenitor cumplía encargos de su jefe. Por propia cuenta, en ese país se alistó con los republicanos durante la guerra civil. Su antifascismo tuvo límites sin embargo, denunciando maltratos a obreros marxistas, y más adelante, durante la Segunda Guerra Mundial, a los campos de concentración de Stalin.

Como diplomático de su país, prestó servicios en las embajadas de la India y Japón, y luego colaboró con sucesivos gobiernos, muy criticados, en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Su obra literaria fue prolífica y estuvo llena de múltiples facetas. Fundador de varias revistas, destacó tanto en el ensayo como en la poesía, aunque en opinión de algunos críticos, “es más conocido que leído”, ya que los versos son un género al que se acercan minorías, y siendo los de paz tan profundos, son en verdad pocos los que gozan de ellos.

El común de los lectores, especialmente la juventud, tienen una deuda pendiente con Octavio Paz. En su propio país, desangrado por asesinatos de cárteles de la droga, corrupción gubernamental, violencia urbana, y excesiva militarización, muy poca gente lee poesía, y cabe preguntarse como indicó su amigo Homero Aridjis, si un escritor que nació hace 100 años puede continuar vigente al no tener que competir sólo con sus contemporáneos sino con grandes leyendas también ya fallecidas.



El pensamiento y la filosofía de Paz pueden ser comprendidos gracias a algunas de sus más importantes obras: Sus ensayos El Laberinto de la Soledad (1950), Las Trampas de la Fe (1982), El Ogro Filantrópico (1978), La Llama Doble (1993)y Los Hijos del Limo (1974), así como sus poemarios  Libertad bajo Palabras (1960), Pasado en Claro (1975), La Centena (1969) y El Fuego de cada Día (1989).


Su obra, al decir del escritor Sergio Rodríguez Gonzales, es una síntesis de las culturas hispana y precolombina, reflexiva y de largo aliento, que aborda la historia y la metafísica. 

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